Se habían impuesto ambos equipos con carácter y firmeza en sus respectivas semifinales lo que anticipaba una final cargada de emociones. Un partido en el que, sin embargo, fue el Valencia Basket quien ingresó en la pista con una mejor puesta en escena ante un Casademont Zaragoza que se vio sorprendido en esos primeros compases cediendo la iniciativa a su rival. De este modo, Valencia comenzó a sentirse cómodo en ataque, soltando las muñecas y consiguiendo los primeros lanzamientos liderados con los que abrir brecha en el marcador (20-9).
Viéndose 10 puntos abajo en el marcador, al Casademont Zaragoza le tocaba apretar dientes en defensa para intentar minimizar el acierto de su rival, pero el buen papel de Nada Fingal desde posiciones lejanas al aro servía para contrarrestar los primeros puntos de una Gatling que no era suficiente para el conjunto maño. De este modo, las de Rubén Burgss fueron directas a por el partido, anotando con una mayor fluidez y sirviendo a Fingall una asistencia con la que anotar un triple sobre la bocina que complicaba ya mucho el partido al descanso (45-25).
Regresó el Casademont Zaragoza a pista con otra mentalidad y algo más fluído en ataque, pero las diferencias en el electrónico seguían siendo una losa muy pesada para un equipo para el que cualquier intento de reducir diferencias iba a tener rápida respuesta desde el bando taronja (67-45).
Con diez minutos por jugarse y el partido prácticamente sentenciado, el Valencia Basket se centró en conservar sus rentas para que, una vez llegado el bocinazo final, pudieran levantar un nuevo título, el quinto consecutivo y la tercera supercopa en los últimos cuatro años (84-60).