Frente a él se encontraba Stefanos Tsitsipas, que con ésta suma tres finales perdidas en el Godó, un record triste (si es que así puede considerarse alcanzar la final de este torneo) que le acerca a las cuatro que dejaron escapar tenistas como David Ferrer o Guillermo Vilas. El tenista griego puede consolarse con saber que lo dio todo frente a un Alcaraz que supo tomarle la medida desde el primer momento, utilizando sus armas con inteligencia para incidir en los puntos débiles de Tsitsipas, al que echó fuera de la pista con su poderoso resto inutilizando el revés a una mano del griego. “Amo mi revés, he trabajado mucho para mejorarlo” afirmó tras el partido, explicando que su referente es Roger Federer, “también lo usaba y es una leyenda”.
Era la final deseada, la que dibujaba el cuadro principal desde el sorteo para enfrentar a los números 2 y 5 de la ATP en un duelo digno de cualquier Grand Slam, un reto de altura al que ambos contendientes acudieron dispuestos a darlo todo. Sin embargo, fue Tsitsipas el primero en adelantarse con un break para el 1-2 gracias a tres errores de Alcaraz, un jugador que acostumbra a protagonizar estas pérdidas de concentración pasajeras, como acostumbra también a resarcirse al momento. “He entrado con bastantes nervios, no ha sido fácil jugar este partido”, reconoció el murciano. En el siguiente juego recuperó el servicio, respondiendo con fiereza a la agresividad del griego, que no dudó en lanzarse a la carga durante sus servicios durante todo el encuentro, subiendo a la red y probando valientes dejadas, no siempre con el resultado deseado.
El partido anunciaba alto voltaje entre dos raquetas jóvenes y voraces que no dudaban en tirar golpes de riesgo, dejadas temerarias y pelotas a la raya que levantaban el “ooooh” del público. En este juego gallardo era Tsitsipas quien llevaba las de perder frente a un Alcaraz que encontró la horma de su zapato a base de peloteos duros a la cruceta que provocaban el error de Tsitsipas una y otra vez, y cuando el griego retrasaba su posición para templar el revés se encontraba con dejadas del murciano, que utilizó este recurso en varias ocasiones arrancando el aplauso del público. Así logró romperle el servicio para el 5-3 y, con un saque incontestable, cerrar el primer set sin discusión. “He mantenido la concentración, impidiendo que Stefanos se impusiera en ningún momento” ha certificado Alcaraz.
El segundo parcial arrancaba con los dos rivales defendiendo fieramente su servicio que Tsitsipas ganó en blanco y Alcaraz igualó con dos aces, un tenis de alto voltaje que ofreció juegos ganados al límite, salvando dejadas al límite con lanzamientos a la línea que obligaron al juez a bajar de la silla en más de una ocasión. Pero una vez más el defensor del título demostró que tenía el partido bajo control, rompiendo el servicio para el 2-3 sin importarle los intentos aguerridos de Tsitsipas por plantarle cara con un tenis de calidad que, una y otra vez, estaba un paso por debajo de Alcaraz. El campeón no necesitó más para llevarse el título, limitándose a conservar con inteligencia su servicio para lanzarse por segunda vez a la piscina del RCTB-1899 tras una hora y 18 minutos de partido, porque como él mismo dijo “los grandes jugadores se ven en los momentos importantes”.
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